Aún Menos que cero

Hoy vengo a hablar de la novela Less than zero de Bret Easton Ellis y su respectiva adaptación cinematográfica (1987). 

Si nos suena este escritor puede hacerlo por su obra culmen: American Psycho, de la cual también se hizo una gran adaptación para el cine en el año 2000, y que fue interpretada por el magnífico (a gusto personal, claro está) Christian Bale. 

Si bien es cierto que esta otra novela es también conocida, no me había detenido a leerla hasta ahora, cuando unos amigos la extrajeron de la última balda de la estantería de mi casa. Estuvo varios días el libro esperando a ser leído en la mesa del salón, y cuando finalmente leí el argumento me convencieron las palabras que lo describían: "El guardián entre el centeno de los años 80".  

Pensé que si me había gustado la novela de Salinger, esta, que tenía pinta de destrozarte aún más por dentro, debía ser buena. Sin duda no me equivoqué, y por ello siento que tengo que dar las gracias a la curiosidad de mis colegas ojeando mis libros.


El libro nos presenta a Clay, que vuelve a Los Ángeles tras haber pasado el curso académico fuera. Ahí se reúne con sus amigos Blair, Trent, Julian, Rip, Kimmy y Muriel, con los que casi no ha mantenido contacto durante la Universidad.

Si algo podría compararse entre Holden (de El guardián entre el centeno) y Clay sería la pasividad que muestran ante las situaciones sociales de cualquier tipo y también frente a los traumas. Ambos personajes parecen tener un cierto desprecio hacia las personas y la degeneración del ser humano (más palpable en Holden por sus alegatos de odio). Por ello Clay pasa por alto todas las muestras de violencia (sexual, física, verbal) que suceden a su alrededor. Es más, parece disfrutar, en cierta medida, de ser testigo de lo más oscuro y turbulento de la sociedad. 

Al llegar a Los Ángeles, Clay se encuentra con un panorama propio de los años 80 americanos; envuelto en drogas, fiestas, libertad sexual, pornografía, música y cultura punki.

Y no es precisamente que él mire hacia otro lado, sino que se mete de lleno en el asunto. Consume cocaína, pastillas y también marihuana, pero no prueba la heroína como lo hace Muriel o Julián, que son adictos. Es testigo de la caída en picado de muchos de sus amigos, que, influidos por las nuevas modas se adentran en un submundo turbio y truculento. No hay ni que decir que la violencia sexual es algo que también describe Ellis en su novela, concretamente en un pasaje donde se representa de forma terrible el influjo de las snuff movies (películas sexuales y violentas que generalmente acaban con el asesinato real de los participantes). En este punto Trent y Rip, amigos de la infancia de Clay se hunden de lleno en esta moda, que aparece descrita en unos párrafos completamente desgarradores donde nuestro personaje no es capaz de frenar la escena, y únicamente se marcha. 

Parece física y mentalmente imposible que estos chavales tan jóvenes soporten los traumas de forma tan fría, consiguiendo hasta olvidarlos. Es impresionante cómo, después de una escena atroz, la siguiente sea calma y pacífica, pasando por alto todo lo sucedido antes. 

Amigos adictos, amigos violadores y amigos forzados a prostituirse para saldar las deudas. Todo ello forma parte del círculo de Clay que dice en un momento dado: 

"No digo nada y me doy cuenta de que en realidad no me importa y de pronto me siento estúpido. También comprendo que iré con Julián al Saint Marquis. Que quiero comprobar si esas cosas pasan de verdad. Y cuando baja el ascensor, y pasa el segundo piso, y luego el primero, me doy cuenta de que el dinero ya no importa. Que lo único que pasa es que quiero ver lo peor."

Y por si había alguna duda, lo peor es una constante en la novela. En el caso de la frase anterior va relacionado directamente con la prostitución forzada de Julián, que está completamente dominado por Finn, quien le suministra heroína para tenerlo retenido. Es de esta manera que Clay termina observando (sin apartar la mirada durante cinco horas) cómo su mejor amigo se prostituye ante un señor que le dobla la edad.

Si con algo nos tenemos que quedar de la novela de Bret Easton Ellis es con la personalidad de Clay y con todos los sucesos terribles que se van desencadenando progresivamente. No es esto, sin embargo, lo que transmite su adaptación cinematográfica.

Less Than Zero (1987) fue una de las primeras películas de Robert Downey Jr. O, sin duda, una en las que más se demostró su capacidad como actor incipiente. En la película de Marek Kanievska, Robert interpreta a Julián, amigo de Clay (Andrew McCarthy). 

Una gran diferencia con respecto a la novela es el enfoque que decide darle Marek a la historia, y también al punto de vista desde el cual se trata. Clay, aunque sigue siendo el personaje principal de la historia, pasa sin embargo a un segundo plano para cederle el protagonismo a Julián, cuya vida se muestra mucho más desestructurada que la del resto. Esto no sucede en el libro, donde todos los personajes parecen tener grandes problemas que les impiden funcionar de forma normal (y por ello se adentran en las drogas). Julián, que debe dinero por su adicción a la heroína, termina prostituyéndose para conseguir saldar sus deudas. Igual que en la novela esto no termina bien, y aunque intenta poner freno a la consumición, no consigue lograrlo. 

Clay y Blair (Jami Gertz) también juegan un papel importante en la vida de Julián (siendo ellos tres un grupo de amigos anteriormente inseparables) e intentarán ayudarlo a toda costa. Sin duda esta es otra gran diferencia con respecto a la personalidad morbosa y fría que plantea Ellis en Clay, que lejos de ayudar, decide acompañarlo para ver cómo se prostituye.

Esta diferencia es, personalmente, la que menos me ha gustado, pues pienso que si algo conseguía dejarte sin aliento en la novela, era la crudeza entre las relaciones de los personajes, y sobre todo la ya mencionada pasividad de Clay. La adaptación sin embargo nos presenta a un Clay remilgado y un poco soberbio, que casi no consume drogas y que está más pendiente de conquistar a Blair que de otra cosa. Y nada de esto sucede en el libro.

Sin duda, si tuviese que quedarme con una de las dos, sería con la novela, pues me ha transportado a ese ambiente de decadencia y drogadicción de forma visceral. La forma de escribir de este autor ayuda y permite adentrarte a ese grupo demacrado de amigos, cuyas conversaciones muchas veces carecen de sentido, o de ganas. La yuxtaposición y las oraciones copulativas constantes ayudan a comprender la mente del protagonista, que se atropella con sus pensamientos y se olvida, a la vez, de todo lo que sucede a su alrededor. 

En mi caso me quedé con la sensación de conocer a Clay, pero a la vez sentía una distancia y una frialdad que hacía tiempo no me transmitía ningún personaje. Sin duda diría que leer este libro es sentir que estás drogado, pues consigue sumergirte de lleno en los escenarios. Tanto, que adaptas la pasividad del personaje, y te puede la curiosidad ante los sucesos terribles que ocurren a su alrededor. 

Espero haber conseguido que os entren ganas de leer el libro. Si no, también voy a adjuntar el link de una lista de Spotify (que no he hecho yo) con todas las canciones que se mencionan en la novela (todas chulísimas, por cierto). A ver si así suma algún punto.

Canciones que se mencionan en la novela

- ¡Nos vemos!

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