Pascual Duarte, cine y obra literaria


Camilo José Cela, escritor español, nació en una pequeña ciudad de La Coruña en 1916. Autor muy viajado y nutrido por la cultura de su país escribe en 1942 la obra que se va a tratar a continuación: La familia de Pascual Duarte. En cuanto a la película, bastante posterior a la novela, está dirigida por Ricardo Franco y protagonizada por José Luis Gómez (Pascual), Paca Ojea (Madre de Pascual), Diana Pérez (Rosario) y Maribel Ferrero (Lola).

Para la sinopsis se tendrá en cuenta la novela, que es en la que se basa la película (que incluye ciertas diferencias mencionadas más adelante).

Pascual Duarte nace en un pueblo caluroso de Badajoz, en el seno de una familia humilde donde la violencia está muy presente. Su padre, Esteban (Héctor Alterio) es el que ejerce la mayor parte de la violencia dentro del seno familiar, dando brutales palizas hacia su mujer e hijos. En este contexto se cría y crece Pascual, también influenciado por una violencia externa a él, propia de la situación histórica de una España en guerra (pues sucede durante el primer año de Guerra Civil). Todo este entorno, y la poca educación que recibe, lo convierten en una persona agresiva tanto con los suyos (su hermana Rosario, su mujer Lola y su madre) como con el resto de personas.

Sin duda, Pascual sufrirá las repercusiones de su inexistente educación, así como la muerte prematura de su hermano Mario y la violencia generalizada. Terminará, por lo tanto, asesinando a varias personas que en su vida pudieron molestarle hiriendo su honra.

Es importante establecer una cuestión relevante durante toda la obra (tanto literaria como audiovisual), y esta es la importancia que ejerce en el personaje la reciente Guerra Civil española después de la República. Aunque en el libro no se hacen referencias tan directas como puede verse en la película (soldados, guerra e incluso los cánticos republicanos como El himno de Riego), quizás, por la ideología del propio autor, sigue siendo esencial para comprender a nuestro personaje. Se tiene esto en cuenta porque puede interpretarse como que todos los asesinatos cometidos por Pascual son una metáfora a los ejercidos durante el periodo de guerra (interpretación que se da sobre todo en la adaptación al cine). Además hay una influencia evidente: el contexto de violencia en el que crece este personaje.

La fecha de producción de la película también es relevante (1976) en plena Transición española (paso hacia la Democracia). Por ello, se explotan aún más las cuestiones necesarias que Camilo José Cela dejó enterradas (como, por ejemplo, y como ya se han mencionado antes: la mención musical al himno de Riego, el fusilamiento de Ferrer o la proclamación de la Segunda República durante el matrimonio de Lola y Pascual). Habría que tener esto en consideración ya que el propio Camilo José Cela formó parte de la censura franquista.

Estas diferencias estéticas llevan la contraria a aquello que decía Horacio de “Ut pictura poiesis” (como la pintura así es la poesía). Es decir, en este caso, y como se seguirá viendo a continuación, la película resalta cuestiones diferentes que en la obra literaria no tienen tanto foco, y eso es lo que la convierte en algo diferente y con esencia propia.

Hay muchas cuestiones que el film no trata, y partes que en la novela generan un ambiente aún más violento que en la película. Entre estas encontramos la omisión de cuestiones como la existencia del hermano menor Mario, que muere ahogado en una tinaja de aceite (escena bastante impactante en la novela y llena de violencia, sobre todo tratándose de un niño pequeño); o también la muerte de Lola en vez de la alusión al aborto, que es lo que sucede primeramente en la novela, importante por el tabú que suponía en la época (y cuestión que persigue y atormenta a Pascual).


Sin embargo, y a pesar de las diferencias, la película se mantiene fiel a los acontecimientos principales de la novela. Se describen a la perfección los personajes, 
destacando también el carácter del padre (apodado “el Portugués” por ser de Portugal) y al de la madre. Su primera interacción es tal y como la redacta Camilo en su obra “Nos daba a mi madre y a mí las grandes palizas por cualquiera la cosa, palizas que mi madre procuraba devolverle por ver de corregirlo”. Es decir, es una película muy visual y fiel a las características de cada personaje. 

Aunque en el film no lo muestran, en la obra Lola resulta mantener relaciones sexuales con el Estirado, novio de Rosario (hermana de Pascual). Esto irrita tanto a Pascual que es por ello que lo mata. En la película esto se cuenta de manera diferente, aunque también termina asesinándolo. La madre de Pascual y Lola tendrán en común en la obra literaria que ambas son madres de hijos que desgraciadamente fallecen. Sin embargo, el asesinato de su propia madre se debe más bien a una descarga de ira hacia ella por todas las injusticias que tuvo su familia en general.

Pero si hay algo que es destacable en esta película (y lo que considero esencial como diferencia entre la novela) es el foco en el que pone Ricardo Franco la atención. Así como en la obra escrita todo lo circundante a Pascual cobra mucha relevancia (sus experiencias, las personas, la vida y las situaciones en general), en la película quedan un tanto disipadas y relegadas a un segundo plano para centrar el foco en el propio Pascual. Su poco guion deja paso a una actuación más introspectiva y reflexiva, intentando plasmar las posibles dudas y luchas internas de este personaje. Es cierto que la obra no dispone de demasiado diálogo (al igual que la novela), sin embargo, esto mismo proporciona una perspectiva más clara de lo que podía ser realmente la vida en un pueblo y la incapacidad de las personas de expresar sus emociones (ya fuese por cultura o por cuestiones internas).

Pasa a ser la vida de Pascual Duarte y deja de centrarse en “la familia” (de ahí el propio título, que ya da indicaciones de esta misma idea), y aunque siguen siendo relevantes, no se detiene en tantas cuestiones como puede tratar el texto original.

Tanto en la novela como en la obra teatral se mantiene el tiempo interno. Sin embargo, es muy complicado adaptar el tiempo que transcurre en una obra a la gran pantalla, ya que podría quedar una película demasiado extensa. Si algo se sabe del cine es que no es viable hacer una película de la misma duración interna que lo que cuenta una obra; pero lo mismo sucede con la obra, puesto que es imposible de lo extensa que sería. Por ello, en estas dos modalidades artísticas se permiten licencias con el tiempo que se conocen como estructuras narrativas y en este caso, también cinematográficas.

La principal es el uso de los tiempos pasados a lo largo de toda la obra que hace que se sitúe la acción (también de la película) en un pasado anterior a los hechos que está contando el narrador (el propio Pascual). Es decir, habla sobre sí mismo y en eso tiene una omnisciencia, pero también una subjetividad, por lo que puede omitir ciertas cuestiones que considere necesarias. Las dos (película y obra) están narradas desde el presente, en el que Pascual se encuentra en una cárcel (esto en la novela también aparece en ciertos capítulos concretos). Por ello, se recurre constantemente al uso de los flash- backs, pues el protagonista revive constantemente sus experiencias (comenzando desde la niñez). Todo en el filme se encuentra muy mezclado, pero se distingue la diferencia entre las escenas que, dentro del pasado, narran su evolución de forma cronológica, y las del futuro-presente (en la celda). Asimismo, dentro del tiempo pasado que transcurre cronológicamente, se producen varias prolepsis (o flash-forwards) para adelantar el tiempo y poder observar el progreso en la vida de Pascual. Sin duda, es complejo plasmar el tiempo interno, pero Ricardo Franco consigue hacerlo de la mejor manera.

La película, es violenta por sí misma, pero, además, incrementa cuando se conoce que los asesinatos de los animales (perro y burro) son reales. Pero, sin ir más allá, se percibe la brutalidad de la situación y del personaje en sí mismo (cuya última escena es su tortura previa a su muerte, lo que es bastante significativo). Sin embargo, la crueldad y la miseria que consigue transmitir Camilo José Cela en la obra original es prácticamente irrepresentable, pues va mucho más allá y cruza líneas de agresividad inimaginables.

A pesar de ello, considero que Pascual Duarte es un buen intento de la interpretación del personaje, y, además, aporta cuestiones interesantes como los matices al contexto histórico o la posibilidad de establecer algo más visual a una obra que es oscura y espeluznante.




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